Por: Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
En
este año signado por la pandemia de Covid -19, el santuario de la Virgen de
Fátima permanecerá abierto en las principales celebraciones natalicias pero en
el respeto de las normas de bioseguridad. La colecta irá a la población
desplazada de Pemba, sometida por ataques de milicias fundamentalistas
islámicas.
“Confiar en Dios” y ser “reflejo de la ternura de Dios” entre los frágiles y necesitados , es el mensaje del rector del Santuario de Fátima para celebrar esta Navidad , en un “año extraño”, marcado por la pandemia. El mensaje del padre Carlos Cabecinhas habla de un Dios que se “identifica” con la fragilidad de la humanidad.
“Ven
y asume nuestra propia fragilidad, de tal manera que nuestro sufrimiento no sea
ajeno a Dios, que nuestras ansiedades no sean ajenas a Dios, que nuestras
preocupaciones no dejen a Dios indiferente”, afirma el rector en un mensaje
difundido por la agencia Eclessia.
“Celebrar la Navidad es celebrar esta certeza
de que Dios se acerca” a la fragilidad, a la condición de “limitación,
sufrimiento” de cada persona, se lee en la nota que enfatiza que se trata de un
año especialmente difícil. Y en este contexto, el padre Carlos Cabecinhas , en
este año pastoral en el que se invita a los peregrinos a vivir el tema “Alabado
sea el Señor que levanta a los débiles”, habla de un “Dios asombroso”.
La
nota también refiere que el Santuario de Fátima garantizará las celebraciones
de Navidad y Año Nuevo, respetando todas las normas de bioseguridad previstas,
a saber, la necesidad de preservar la distancia física entre los peregrinos y
el uso obligatorio de la máscara en todos los espacios del Santuario. También
informa que las celebraciones se pueden seguir en directo en los canales digitales
del Santuario de Fátima.
En las Misas de las celebraciones de la Navidad, Santa Maria Madre de Dios y Epifanía, así como en la Fiesta de la Sagrada Familia, habrá una colecta de ofertas, destinadas a la Diócesis de Pemba en Mozambique, para los desplazados de Cabo Delgado, zona norte Mozambique, donde hay una grave crisis humana, debido a los ataques perpetrados por milicias fundamentalistas islámicas, que se saldaron con más de 2000 muertos y 560 mil desplazados.
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